lunes, 28 de marzo de 2016

TRATADO DE DERECHO CONSTITUCIONAL



 Si alguna virtud tiene este trabajo mío en seis tomos, denominado TRATADO DE DERECHO CONSTITUCIONAL es el de poseer un hilo conductor, una visión de conjunto en una búsqueda de coherencia; lo que los juristas llaman semántica. No va de una doctrina a otra, fusionando conceptos contradictorios. Y en el trabajo he tratado de seguir la oración de Terencio: Homo sum; humani nihil a me alienum puto (Hombre soy; nada humano lo considero ajeno a mí), y el primer aforismo de Hipócrates: “Corta es la vida, el camino largo, la ocasión fugaz, falaces las experiencias, el juicio difícil”. También suscribiría orgulloso el fragmento de la pluma de Marguerite Yuorcenar que atribuye al emperador Adriano estos pensamientos: “No desprecio a los hombres. Si así fuera no tendría ningún derecho, ninguna razón para tratar de gobernarlos. Los sé vanos, ignorantes, ávidos, inquietos, capaces de cualquier cosa para triunfar, para hacerse valer, incluso ante sus propios ojos o simplemente para evitar sufrir. Lo sé: soy como ellos, al menos por momentos, o hubiera podido serlo. Entre el prójimo y yo las diferencias que percibo son demasiado desdeñables como para que cuenten en la suma final”.

Cuán difícil es concordar entre la teoría y la práctica personal ejercida con integridad, pero ese es el mandato que espero cumplirlo en este trabajo que pongo a vuestra consideración. 

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