martes, 12 de abril de 2016

Los sabios griegos y su concepción política



 
En la Hélade, la tierra de los helenos, dentro de los pensadores presocráticos no existe una sistematización acerca del Derecho y del Estado. En Heráclito, el dominio del cambio del mundo está relacionado con la reacción entre opuestos: “La guerra es el padre y el rey de todas las cosas; a unos los muestra como dioses y a otros como hombres, a unos los hace esclavos y a otros libres”. El cambio está en la esencia de todo: “Lo mismo es vida y muerte, velar y dormir, juventud y vejez; aquellas cosas se cambian en éstas y éstas en aquéllas”.  La unidad: “Tras haber oído al Logos y no a mí es sabio convenir en que todas las cosas son una”. Anticipándose a Kant: “Lo contrario se pone de acuerdo; y de lo diverso la más hermosa armonía, pues todas las cosas se origina en la discordia”. Distinción entre materialismo y fundamentalismo: “En vano se purifican si se ensucian con sangre, como si uno que hubiera andado entre el barro quisiera lavar sus pies con barro. Cualquiera que lo viera haciendo esto, lo consideraría necio. Y ellos oran a imágenes de dioses, como si alguien pudiera conversar con cosas fabricadas, pues no conocen a los dioses y héroes tal como son”. “Este mundo, que es el mismo para todos, no lo hizo ningún dios o ningún hombre; sino que fue siempre, es ahora y será fuego siempre viviente, que se prende y apaga medidamente”. “Para Dios todas las cosas son hermosas, buenas y justas, pero los hombres han supuesto que unas son justas e injustas otras”.[1] Platón en el Cratilo, anota: “Heráclito dice que en alguna parte que todas las cosas se mueven y nada está quieto y comparando las cosas existentes con la corriente de un río dice que no te podrías sumergir dos veces en el mismo río”.

Los antiguos griegos denominaban politeia a la Constitución que organizaba la administración de la ciudad, a la vez que los derechos de los ciudadanos a decidir en las cuestiones de la polis. Para Aristóteles, Constitución política o gobierno es la organización o el orden establecido entre los habitantes de la ciudad (Política, Libro III, Teoría General de las Constituciones a partir de los conceptos de ciudad y ciudadano). La Constitución en el pensamiento aristotélico tiene por objeto garantizar las magistraturas, la división de los poderes, los atributos de soberanía y la determinación de un fin específico de cada asociación política. Constitución equivale a régimen, a estructura: es el modo de ser de la ciudad, su compostura  o naturaleza total.

La Constitución del legislador y reformador Solón (594 a.n.e.) uno de los siete sabios de Grecia, perfeccionada por Clístenes (508 a.n.e.), llega a la realización democrática de la época con el estadista Pericles (462 a.n.e.), en el período de mayor esplendor de la cultura griega. La palabra democracia y la organización política que la representaba, son invenciones del siglo de Pericles. Fulguración impulsada por este estadista que no volverá a acompañar con igual ímpetu al pueblo ateniense. Tucídides atribuye a Pericles los siguientes pensamientos acerca del estado democrático que cualquier teórico liberal lo suscribiría: “El estado democrático debe esforzarse por servir al mayor número de ciudadanos; debe procurar la igualdad de todos ante la ley; debe conseguir que la libertad de los ciudadanos dimane de la libertad pública; debe acudir en socorro del débil, y dar el primer puesto al mérito. El armonioso equilibrio entre el interés del Estado y el de los individuos que lo componen, garantiza el desenvolvimiento político, económico e intelectual de la ciudad, protegiendo al Estado contra el egoísmo individual, y al individuo, gracias a la Constitución, contra la arbitrariedad del Estado”. Con entusiasmo, Hegel se refiere a dicho período: “Finalmente llegó Pericles, que dio un impulso democrático aún mayor. Por de pronto limito la influencia del areópago y entregó muchas atribuciones de ese alto cuerpo a la decisión del pueblo y los organismos de la Justicia. Pericles fue un gobernante de carácter plástico y antiguo. Cuando se dedicó a la a la función estatal, renunció totalmente a la existencia como ciudadano particular. Se alejó de todas la fiestas y dedicó su vida al objeto de ser útil al estado, con lo que alcanzó un perfil tan extraordinario que Aristófanes lo menciona como el Zeus de Atenas.”[2] El filósofo Hegel se refiere a que en la Atenas de Pericles reinaba una viva y alegre libertad, unida a una amplia igualdad de costumbres; y aun cuando era inevitable que se diesen las diferencias en las distintas categorías económicas, no llegaron a extremos.

Mas aquella democracia no era más que el gobierno de una minoría sustentada en la esclavitud de una mayoría de la población. Las mujeres estaban impedidas de la injerencia en la vida política. Son reveladores estos versos de Las Suplicantes de Eurípides: “Existen en el Estado tres clases: primero los ricos, ciudadanos inútiles y ocupados sin cesar en acrecentar su riqueza. Después los pobres privados hasta de lo más necesario, y la clase media que es la que salva las ciudades: ella es la que mantiene las instituciones que el estado se procura”. El primer antecedente de Constitución escrita nos brindan así las ciudades-estado griegas, dentro de las cuales encontramos el modelo más acabado de democracia minoritaria, formada únicamente de hombres libres.

Sin embargo, especialmente en Atenas, a medida que crece la cultura, va ensanchándose de un modo efectivo la esfera de la libertad individual. Por ello el jurista alemán Jellinek se pregunta ¿cómo podían haber nacido de otra suerte las insuperables creaciones espirituales de aquella época? Pregunto ahora ¿Cómo explicarse las creaciones literarias de Aristófanes, Esquilo y Sófocles, las obras del Partenón, Apolo, Afrodita y Atenea Pártenos? Había una brisa de libertad de creación que llegaba al antiguo pueblo ateniense, que disertó sobre las cualidades de la democracia, y a través de ellos, la conoció y desarrolló la humanidad. 

Nosotros, herederos  de esta concepción del gobierno del pueblo, y no de un grupo privilegiado, vamos a través  del tiempo creando nuevos derechos y garantizándolos en su aplicación, bajo la concepción de que todas las personas son iguales ante la ley y gozan de los mismos derechos, deberes y oportunidades. Aquello es la base de la convivencia humana en dignidad. Lo que algunos llaman la vida buena y otros, el buen vivir.

Aristóteles no realizó una formulación sistematizada acerca de la Constitución, sin embargo tuvo una visión de ella en los siguientes tres aspectos: a) se puede estudiar a la Constitución como una realidad del acontecer de la vida en comunidad, en la sociedad y el Estado, la existencia de una comunidad organizada políticamente: b) la Constitución es una organización, en ese sentido se refiere a la forma de organizar las maneras políticas de la realidad; c) se puede estudiar la Constitución analizando cuál es la mejor Constitución para un Estado, las mejores formas en razón de las cuales se organiza mejor un Estado para la realización de sus fines, concretando los de la comunidad. Aristóteles al hacer el análisis de las tipologías políticas, llega a la conclusión de que ni la monarquía, ni las oligarquías, ni las democracias son idóneas, sino que las mejores constituciones son aquellas que son mixtas, es decir aquellas que tienen combinados elementos aristocráticos, monárquicos y democráticos.[3] Fiel a su concepción, Aristóteles apunta al justo medio por estar al alcance del régimen político más adecuado, esto es la sociedad óptima es la sociedad con una clase media mayoritaria. En “Tópicos libro I capítulo I, y en “Analítica Primera”, Libro I, capítulos 1-4, se pronuncia por el estagirita que la justicia es un justo medio, si por los menos el juez lo es. El juez mantiene la balanza equilibrada entre las dos partes. Esto lo desarrollará en su obra magna "Política".


[1] G.S.Kirk y J.E. Raven, Los Filósofos Presocráticos, versión española, Editorial Gredos, Madrid, 1969, pp.266-303. Edición original, Cambridge University Press, England, 1966.
[2] Georg Wilhelm Friedrich Hegel, Filosofía de la Historia, Editorial Claridad, Buenos Aires, tercera edición, 2008, p. 224.
[3] Wikipedia, enciclopedia libre: http://es.wikipedia.org./wiki/Constituci%C3%B3n

No hay comentarios:

Publicar un comentario